Tal como vimos en el post anterior, son dos los establecimientos
termales públicos que se han identificado en la ciudad de Carthago Nova, ambos
fechados con posterioridad a la promoción colonial de la ciudad. Esta se sitúa
en torno al año 54 a.C., obra de Pompeyo Magno, tras lo cual la ciudad
experimentó un importante proceso de desarrollo edilicio de carácter
monumental que incluyó la resistematización de espacios y la reconstrucción del
sistema viario, la creación de nuevas infraestructuras de carácter hidráulico
entre las que destacaría un acueducto, posiblemente el más antiguo de la
Hispania romana, así como la edificación de estructuras públicoas adecuadas a la nueva dignidad de la ciudad: el foro, la curia, templos, el
teatro, el anfiteatro y también las nuevas instalaciones termales. Con
ello Carthago Nova conseguía adecuar su aspecto físico e
infraestructuras al nuevo papel que estaba llamada a desempeñar dentro de
Hispania y de todo el Imperio, alcanzando su momento de máximo esplendor en
época augustea cuando, además, se convierta en capital del mayor conventus
iuridicus de su provincia (RAMALLO y RUIZ, 2010: 104).
El primero de ellos, situado en la actual calle Honda, en un punto
cercano al foro de la ciudad, es el establecimiento termal mejor
conocido, fechado en época julio-claudia a partir de la decoración de la
palestra, los restos escultóricos, el material latericio y los clavi coctiles, materiales todos ellos que apuntan a las dos
primeras décadas del siglo I d.C. (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 100). Los
primeros restos fueron hallados en el año 1968 por Pedro San Martín Moro (SAN MARTÍN, 1985: 134) quien trabajó en ellos entre los años 1982 y 1983 (MARTÍNEZ 1997; SAN MARTÍN, 1985: 137), completándose la excavación del conjunto en varias campañas
posteriores, la última de las cuales tuvo lugar en el año 2008-2009, tras la
cual se procedió a su puesta en valor y musealización.
|
Imagen aérea de las termas durante las excavaciones de los años 80 (https://joseluissite.wordpress.com/) |
Han sido
clasificadas dentro del Tipo I de Krencker, muy común en los establecimientos
termales de Hispania, por la disposición de la palestra y la sudatio en zonas opuestas (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 99). Así el edificio presenta un esquema lineal
simple, con eje norte-sur y recorrido retrogrado (MADRID, NOGUERA y VELASCO,
2011: 91), es decir no existe un circuito cerrado sino que debe volverse por los mismos espacios.
|
Plano de las termas de la calle Honda (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011). |
El acceso al conjunto tendría lugar a través de la
palestra ya que tanto la ausencia de natatio
como la presencia de un suelo de opus
spicatum en lugar del tradicional mortero o albero reflejan una
funcionalidad no solo para la práctica de actividades deportivas, sino como
espacio de acceso e, incluso, de autorrepresentación de las élites a tenor de
la cuidada decoración y monumentalidad de la misma (MADRID, NOGUERA y VELASCO 2011). Presenta una forma trapezoidal de 33,18 por 17,51 metros rodeada de un
cuadripórtico que en sus lados este, oeste y sur cuenta con una única
perístasis, suelo de mortero y tejado a dos aguas, siendo el lado que se
correspondía con el muro de la zona de baños mucho más estrecho debido a que
generalmente no se colocaba pórtico en ese punto. El lado norte, en cambio,
contaba con cubierta a dos aguas y doble columnata ya que debía de sostener un
segundo piso. En los tres primeros lados las columnas se apoyaban sobre zapatas
de cimentación formadas por bloques de caliza de forma cuadrangular que,
además, servían para salvar el importante desnivel del terreno, de casi medio
metro, lo cual permitía un correcto desagüe del agua hacia la cloaca situada en
el decumanus de la fachada. Los lados
este y oeste tenían un total de siete columnas de 3,74 metros de altura
mientras que en el sur solo existían cuatro algo mayores, de 4,30 metros,
siendo necesario recurrir al uso de un ático de vigas de madera y ladrillo
revestido con un friso pintado con cubos y esvásticas para salvar el desnivel.
Todas ellas estaban conformadas por basas áticas sin plinto, fustes construidos
con cuñas de cerámica, capiteles jónicos y recubiertas con enlucido, a tenor de
los restos de puntura roja y negra que se ha documentado. En el pórtico norte,
en la columnata exterior, las dos laterales seguían este patrón mientras que
las centrales empleaban materiales mucho más lujosos, con fustes de travertino,
junto con basas áticas y capiteles corintios de mármol de Luni-Carrara. La
hilera de columnas interior estaba formada por cinco columnas, con basas y fustes de
ladrillo y capiteles jónicos labrados en arenisca estucada aunque estos no se
han conservado (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 93-94).
Desde la palestra se accedería al apodyterium e inmediatamente al frigidarium, situadas ambas estancias en
la zona norte del complejo, presentando la segunda una planta rectangular y una
piscina con la misma forma, que contaba con tres peldaños de acceso. La
siguiente sala era el tepidarium, también
de planta cuadrangular pero sin bañera, de la que se ha conservado parte de la suspensura y el pavimento de signinum. Y a continuación aparece el caldarium que conserva las pilae de sustentación del suelo y que
estaría rodeado por sus lados sur y este por un pasillo de servicio con praefurnium. Además de la sala templada,
desde el frigidarium también se podía
acceder por un vano situado en el muro este a una pequeña estancia de planta
cuadrangular en la que se han hallado restos de placas de mármol reutilizadas y
que si bien en un primer momento fue interpretada como una sudatio, hoy es considerada como otro apodyterium debido a la distancia con respecto a los hornos. El laconicum se situaría a continuación de
esta sala, presentando también una planta cuadrangular y ausencia de bañera. La
natatio se ha ubicado hipotéticamente
en la zona oeste aunque no ha podido ser demostrado debido a la imposibilidad
de realizar excavaciones en esta zona pudiendo documentarse exclusivamente un
muro con un grosor de 0,80 metros. Resulta extraño, sin embargo, que esta se
ubicase fuera del recorrido, por lo que otra hipótesis barajada es que se
tratase de un depósito de agua para abastecer las piscinas que complementaría
al castellum aquae de la cima del
cerro o incluso, una zona de servicio con letrinas (MADRID, NOGUERA y VELASCO,
2011: 91-98).
Estas estructuras se completan con los
restos encontrados por San Martín Moro en la Plaza de los Tres Reyes que
incluían restos de la fachada sur, un pasillo con praefurnium, una construcción de
carácter hidráulico, canalizaciones y estancias de época tardía sin que se sepa
su relación con el resto de estructuras (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 91; San Martín, 1985: 134).
En cuanto a los
elementos decorativos se han podido identificar clípeos
marmóreos, placas de mármol de diversa procedencia usados como decoración
parietal, un soporte marmóreo correspondiente al pie de un labrum, placas de bronce, lapis
specularis y rejas también de bronce, pertenecientes a las ventanas del
edifico (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 101).
Pero sin duda el elemento más interesante es una
cornucopia (NOGUERA y MADRID, 2009) de mármol de Luni-Carrara hallada junto a
las columnas del pórtico norte que pertenecía a una escultura más grande del
tamaño natural, sin que este claro si se trataba de una representación sedente
o en pie. Cuenta con una decoración exquisita, compuesta por un cesto decorado con flores y frutos con un elevado
grado de detallismo y bajorrelieve en la zona del cuerno, con el dorso sin
decoración, solo pulimentado, y lateral derecho solo desbastado debido a que
era este punto el que apoyaba en la escultura. Fechada en época augustea o
principios del gobierno de Tiberio (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 101)
contiene una elevada carga simbólica relacionada con la Pax Augustea, representando fertilidad, abundancia y bienestar,
atributos propios de Ceres, Concordia, Pietas,
Fortuna augusta o también de algún miembro de la familia imperial,
divinizado o no (Madrid, Noguera y Velasco, 2011: 107). La interpretación más
plausible es que se trata de una representación de Livia como Fortuna o Abundantia, un tema de gran importancia
durante época tiberiana como muestra de devoción y reconocimiento de
prosperidad emanada de la matriarca de la casa Julio-Claudia (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 108). En cuanto a su ubicación debió de estar en un pedestal en
el pórtico norte de la palestra, posiblemente delante de la columna central de
la perístasis interior, bien como un simple elemento ornamental bien formando
parte de una especie de sacrum o
capilla destinada al culto o sacrarium,
constatado en otros complejos termales como en Ostia (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 109).
|
Cornucopia procedente de las termas de la calle Honda (MAMC). |
También
se han encontrado varios fragmentos
epigráficos destacando un fragmento de placa labrada en mármol en la que se lee
loco [dato] d(ecreto) d(ecurionum) [d(ono) d(edit)], inscripción que
corrobora el carácter público del edificio. Otro fragmento de placa, en este
caso de mármol norteafricano, contiene parte de una titulatura imperial,
perteneciente a algún emperador anterior a Adriano, cuya ubicación exacta se
desconoce, posiblemente en la palestra. Ambas confirman la existencia en este
conjunto de un espacio para homenajear a miembros de la familia imperial y a
las élites locales (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 111). Todos estos elementos, junto
con el grado de la monumentalización de la palestra y el uso de mármoles suponen un reflejo de la presencia del nuevo
lenguaje augusteo en las zonas más visibles del edificio que tenía como
finalidad ensalzar la paz del Princeps y
reforzar la idea de abundancia y bienestar derivada del nuevo orden político y
social (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 94).
A
finales del siglo I e inicios del II d.C. tienen lugar toda una serie de
transformaciones en el edificio que incluyen la reparación de las suspensura y de los espacios
calefactados, junto con la renovación de pavimentos y los pórticos norte y
oeste de la palestra. El abandono del edificio se produce entre mediados y
finales del siglo III d.C. tal como evidencia la presencia de sigillata africana C en los rellenos de
abandono y colmatación (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 111-112).
A
pesar de que en un primer momento se especuló con que podía tratarse de un
edificio de carácter semipúblico por sus reducidas dimensiones, el hallazgo de
la inscripción en la que el ordo
decurionum de la ciudad daba su consentimiento para que se colocase una
escultura en el edificio, confirmó la idea de que se trataba de un espacio de
carácter público (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 91; Id.: 109) que además estaba situado en una de las vías principales
de la ciudad que conectaba el centro, la plaza forense, con la zona portuaria,
por lo que debía de tratarse de un establecimiento muy frecuentado por
habitantes y visitantes (MADRID, NOGUERA y VELASCO, 2011: 91).
|
Recosntrucción 3D de las termas de la calle Honda y el Edificio del Atrio realizada por Balawat (https://joseluissite.wordpress.com/) |
Por
su parte, las termas del foro fueron localizadas en el solar 8-10-12 de la
calle Arco de la Caridad (SUÁREZ, 2012) durante los trabajos acometidos entre
los años 2010 y 2011, que permitieron la localización de hasta 16 ambientes o salas
que formarían parte de unas instalaciones termales que podrían haber ocupado
una superficie de 3400 metros cuadrados, destacando el hallazgo de estancias
como el caldarium y otros elementos
característicos como el hypocaustum o
el praefurnium de la instalación. Tanto la técnica y materiales constructivos
como la decoración del edificio aportan una cronología de época augustea,
estando en funcionamiento a lo largo de las centurias siguientes durante las
cuales sufrieron varias remodelaciones hasta época bajo imperial como
evidencia, por ejemplo, la superposición de pavimentos. Por su ubicación y dimensiones debieron de ser uno de los establecimientos termales más importantes de la ciudad, ubicado en el corazón de la misma, el foro.
Muy
cerca de este punto, en la calle de la Caridad esquina con calle Arco de la
Caridad se produjo el hallazgo de una escultura de un Hermes a mediados del
siglo XX (BELTRÁN, 1952: 71; MARTÍN y ROLDÁN, 1997b: 173), sin duda perteneciente a estas termas monumentales.
Ambos
conjuntos, termas de la calle Honda y termas del foro, se sitúan en zonas similares, a los pies de alguno de los cerros de la ciudad, lo
cual facilitaría enormemente el suministro hídrico (RAMALLO y ROS, 2012: 91).
Como se mencionó en el primer post dedicado a la temática de la higiene en el mundo romana, aunque escasos también existían instalaciones de baños de carácter privado. En Carthago Nova han sido varios los hallazgos que pueden relacionarse con este tipo de edificios:
- En el solar 8-10-12 de la calle Serreta se produjo el hallazgo de un pavimento sin decoración
sobre el que apoyaban tres columnillas de ladrillos cuadrangulares de unos 15
centímetros de altura, separados por una distancia similar. Estos parecen
sustentar un segundo nivel de suelo de signinum
decorado con teselas blancas, por lo que se relacionan con el sistema de suspensura de un posible establecimiento
termal (EGEA, 2011; MARTÍN Y ROLDÁN, 1997a: 90, nº.2).
- En la calle Puertas de Murcia esquina con calle subida a San Antonio destaca el hallazgo de
varios muros de grandes dimensiones realizados con opus caementicium que delimitarían una estructura de carácter hidráulico fechada
en época romana por los fragmentos cerámicos asociados. El hallazgo de un derrumbe con restos de signinum en una de las estancias permite interpretar una cubierta
abovedada sustentada con arcos. Con signinum
también estaría recubierto el suelo de las estancias. Su función podía ser
la de un horno o lugar de calentamiento, datado en los siglos I y II d.C. Al
oeste de estas estructuras se identificó un pavimento, también de signinum, terminado en media caña,
perteneciente posiblemente a una pileta que, además, estaba comunicada con las
estancias anteriores mediante una conducción de agua o vapor. Todos los datos
apuntan a que se trataría de un conjunto termal, probablemente de carácter
privado (FERNÁNDEZ, 2006: 111-112) aunque por su ubicación no se descarta que
se tratase de alguna instalación de carácter artesanal (RAMALLO y ROS, 2012:
89).
- En la Plaza de la Merced número 10 hay
que citar el hallazgo de instalaciones de carácter doméstico dotadas de baños
en torno al tramo de calzada encontrado (MARTÍN Y ROLDÁN, 1997c: 214-215)
caracterizadas por la presencia de una pileta o baño junto con una habitación
pavimentada con un opus spicatum y
dos basas de columna dispuestas con una orientación E-W sobre un enlosado (SAN MARTÍN, 1985: 134).
- Finalmente,
en el solar 5-7 de la calle Palas se encontró un conjunto de salas que formaban
parte de unos baños termales de carácter privado que fueron construidos
presumiblemente en el último cuarto del siglo I a.C., permaneciendo
activos hasta el siglo II d.C. Todo el conjunto estaba articulado en torno a un
eje NE-SW, habiéndose identificado dos praefurnia
y varias estancias, una de ellas con un sistema de hipocausto integrado (ANTOLINOS, 2005).
Es interesante añadir a este respecto el
hallazgo, en la calle San Francisco 11-13 (TROJAN y SÁNCHEZ, 2007), de una
estancia completa así como de otra anexa que no se han podido excavar en su
totalidad, lo que impide atribuirles una funcionalidad concreta. La primera de
ellas presenta una gran calidad constructiva y riqueza decorativa, además de un
perfecto estado de conservación. Estaba pavimentada con losas de mármol de color rojo y verde con vetas blancas dispuestos de forma alterna en la
primera línea conservada, mientras que en la segunda cambia, bien de forma
voluntaria por la introducción de un opus
sectile bien por una reparación posterior. Toda la composición está rodeada
por su perímetro externo por un signinum
con una moldura de media caña recubierta por una fina capa de cal de color
rosado que actúa como nexo de enlace entre el suelo y las paredes. La
decoración parietal también se basa en un revestimiento de placas de mármol
blanco que se adosan a las paredes mediante un preparado de argamasa con
carbones y cenizas junto con grapas de bronce, de las cuales una se ha
encontrado in situ y otra formando
parte de los rellenos de la estancia. Por sus elementos, especialmente la media
caña, se ha pensado que podría tratarse de alguna instalación termal, ya que
este elemento se usaba para impermeabilizar las juntas de los mármoles y evitar
filtraciones de agua, posiblemente un frigidarium,
ya que no tiene asociado ningún sistema de calefacción de la estancia, pero sin
datos para afirmar si se trataría de un edificio público o perteneciente a
alguna de las ricas domus de la ciudad.
|
Plano de Carthago Nova en el que se incluyen las termas de la calle Honda (números 154, 155 y 51), termas del foro (números 156 y 175), baños privado de la calle Serreta 8-10-12 (número 13), de la calle Puertas de Murcia (número 157), de la plaza Merced 10 (número 90), de la calle Palas 5-7 (número 7) y el hallazgo de la calle San Francisco 11-13 (número 81). MEROÑO, inédito. |
Bibliografía:
- ANTOLINOS
MARÍN, J.A. 2005. Hallazgos iberos, púnicos y romanos en Cartagena: excavación
en calle Palas 5-7. En: XVI Jornadas de
Patrimonio Cultural. Intervenciones en el Patrimonio arquitectónico,
arqueológico y etnográfico de la Región de Murcia. Murcia. Págs.101-104.
- BELTRÁN MARTÍNEZ, A. 1952. El plano
arqueológico de Cartagena. En: AEspA, 25.
Págs.47-82.
-EGEA
VIVANCOS, A. 2011. Los balnea privados
en Carthago Nova. En: NOGUERA CELDRÁN,
J.M. – MADRID BALANZA, M.J. (Coords.) Arx
Hasdrubalis. La ciudad reencontrada. Arqueología en el cerro del Molinete,
Cartagena. Murcia. Págs.84-89.
- FERNÁNDEZ
CARVAJAL, B. 2006. Excavación de urgencia en la calle Puertas de Murcia,
esquina Subida a San Antonio (Cartagena). En: XVII Jornadas de Patrimonio Cultural. Intervenciones en el Patrimonio
arquitectónico, arqueológico y etnográfico de la Región de Murcia. Murcia.
Págs.111-112.
- MADRID
BALANZA, M.J. – NOGUERA CELDRÁN, J.M. –VELASCO ESTRADA, V. 2011. Baño y ocio:
Las Termas del foro. En: NOGUERA CELDRÁN, J.M. – MADRID BALANZA, M.J. (Coord.) Arx Asdrubalis: la ciudad reencontrada: arqueología
en el Cerro del Molinete (Cartagena). Murcia. Págs. 90-115.
-MARTÍN
CAMINO, M. – ROLDÁN BERNAL, B. 1997a. Calle Serreta números 8, 10, 12. En: Memorias de Arqueología. Excavaciones
arqueológicas en Cartagena 1982-1988. Murcia. Págs. 73-94.
-MARTÍN
CAMINO, M - ROLDÁN BERNAL, B. 1997b. Calle Caridad, esquina San Cristóbal la
Corta. En: Memorias de Arqueología.
Excavaciones Arqueológicas en Cartagena, 1982-1988. Murcia. Págs.191-174.
-MARTÍN
CAMINO, M. - ROLDÁN BERNAL, B. 1997c. Calle Saura número 35. En: Memorias de Arqueología. Excavaciones
Arqueológicas en Cartagena, 1982-1988. Murcia. Págs.213-220.
-MARTÍNEZ
ANDREU, M. 1997a. Las termas romanas de la calle Honda. En: Memorias de Arqueología. Excavaciones
Arqueológicas en Cartagena, 1982-1988. Murcia. Págs.11-14.
-NOGUERA
CELDRÁN, J.M. – MADRID BALANZA, M.J. 2009. “…apparetque
beata pleno/Copia cornu”. Notas sobre una excepcional cornucopia marmórea
de Carthago Nova. En: Verdolay, Nº12. Págs.75-96.
-RAMALLO
ASENSIO, S.F. – ROS SALA, M.M. 2012. La gestión del agua en una ciudad romana
de la Hispania semiárida: Carthago Nova como ejemplo de adaptación al medio.
En: GÓMEZ ESPIN, J.M. – HERVÁS AVILÉS, R.M. (COORD.) 2012. Patrimonio hidráulico y cultura del agua en el Mediterráneo.
Fundación Séneca: AECID.
- RAMALLO ASENSIO, S.F. – RUIZ VALDERAS,
E. 2010b. Carthago de Hispania, emporio comercial del Mediterráneo occidental.
En: GONZÁLEZ VILLAESCUSA, R. (Coord.) Simulacra
Romae II: Rome, les capitales de province (capita provinciarum) et la création
d’un espace commun européen: une approche arquéologique. Págs.95-110.
- SAN
MARTÍN MORO, P. 1985. Nuevas aportaciones al plano arqueológico de Cartagena.
En: Boletín del Museo de Zaragoza, nº4. Págs.131-150.
- SUÁREZ
ESCRIBANO, L. 2012. Hallazgo de un nuevo edificio público en Carthago Nova: las termas del foro. En: Verdolay, Nº13. Págs.113-125.
-TROJAN
HERNÁNDEZ, M.N. – SÁNCHEZ LÓPEZ, A. 2007. Excavación arqueológica en calle San
Francisco, números 11 y 13, Cartagena. En: XVIII
Jornadas de Patrimonio Cultural. Págs.133-135.