domingo, 1 de marzo de 2015

La vestimenta del paterfamilias

En un post anterior (aquí) vimos la vestimenta de la matrona romana. Ahora es el turno del hombre, del paterfamilias, la máxima autoridad dentro del hogar, representante legal de la familia y quien toma todas las decisiones relacionadas con la vida de sus miembros: esposa, hijos y esclavos (aquí).


El principal material empleado para la confección de la vestimenta de los romanos era la lana aunque también se usaron otros como el algodón, el lino o la seda, dependiendo de la clase social del individuo. Estos se podían quedar con su color original pero también existían numerosas tinturas entre las que destacó la púrpura, extraída del murex, y propia de la realeza por su alto coste. 

Después del aseo diario matutino que se reducía a la limpieza de cara, brazos y piernas para eliminar los malos olores, el señor de la casa, ayudado por sus esclavos, se colocaba la vestimenta. La prenda principal que debía vestir cualquier ciudadano romano era la toga, elemento que se había convertido en todo un símbolo de prestigio y poder, prohibiéndose su uso a extranjeros y esclavos. Virgilio, en su obra la Eneida, dejó plasmada esta circunstancia en esta frase:

"[...] a los romanos, señores del mundo, a su gente vestida de toga" (VIRGILIO, Eneida, I, 282).

Se trataba de una pesada túnica de lana, de forma rectangular primero y más redondeada con el paso del tiempo, que envolvía el cuerpo del individuo tomando la forma de continuos pliegues por lo que resultaba elegante a la par que enormemente incomoda para realizar cualquier tipo de movimiento. Es por ello que, a pesar de su importancia su uso era bastante limitado tal como indica Juvenal:

"Grande es la parte de Italia, si aceptamos la verdad, en la que nadie se pone una toga sino muerto" (JUVENAL, Sátiras, III, 171).
Otros autores hicieron referencia a la incomodidad de la prenda y así, por ejemplo, Cicerón indica que los jóvenes parece que "llevan velas, no togas" mientras que Plinio el Joven apunta que una de las ventajas de la uilla es que allí no es necesario llevar toga. Esto hizo que fuese una prenda empleada en actividades no relacionadas con el ejército y la guerra debido a que hubiese sido imposible combatir vistiendo una toga.

Relieves del Ara Pacis donde aparecen representados personajes con toga, tanto en su posición normal como cubriendo la cabeza (Fuente: http://www.civilization.org.uk/)
Existieron diferentes tipos de togas que, de acuerdo con su coloración o forma, permitían reconocer la clase social, cargo o consideración del que la portaba:

  • Toga virilis: de color blanco y sin ningún adorno, era usada por los hombres desde los 16 años, convirtiéndose en un símbolo de su entrada en la edad adulta y la posibilidad de ejercer cargos públicos.
  • Toga candida: era empleada por los candidatos a ejercer algún cargo público. Era de color blanco aunque más brillante que la anterior.
  • Toga praetexta: era la usada por los magistrados, senadores y dictadores, y también por los niños menores de 16 años. Era de color blanco con los bordes de color púrpura.
  • Toga picta: prenda que el estado prestaba a los generales victoriosos para los actos solemnes como los triunfos. Originaria del mundo etrusco, parece que en un primer momento fue empleada por los legendarios reyes romanos, pasando después a ser la vestimenta reservada a los emperadores. Era de color púrpura con bordados en oro. 
  • Toga pulla: era la prenda que se empleaba en los momentos de luto, de color marrón oscuro, gris o negro.
  • Toga trabea: existían tres modalidades: una púrpura propia de las personas con cierta conexión espiritual con la divinidad, una púrpura y blanca usada por los gobernadores de la República y finalmente la púrpura y carmesí, propia de los augures. Era más corta y estrecha que el resto de togas.

La colocación de la toga era enormemente complicada, por lo que debía contarse con la ayuda de algún esclavo. Primero se situaba sobre el hombro izquierdo y se doblaba por detrás de la espalda de la persona, pasando por debajo del brazo derecho hasta cubrir por completo la parte delantera. El sinus era la parte que nacía del pliegue situado bajo el brazo derecho mientras que el umbo era el nudo de pliegues que se formaba a la altura del estómago. Por encima de este se situaba el perquam brevis. No hay dato alguno que indique la presencia de zonas abrochadas o cosidas para facilitar que se mantuviese su forma, pero si el empleo de pesos en la zona inferior. Quintiliano indicó como debía ser la colocación correcta de esta prenda:
“Que las bandas caigan rectas indica poco cuidado, se observa negligencia. Los modales de los que tienen la banda ancha deben ser adecuados a la tradición. Es de mayor agrado que la toga quede con un volumen correcto y tenga una buena caída, ya que de otro modo resultará excesivamente redundante. Su parte anterior queda perfectamente si termina a media pierna, la posterior un poco más alta de la cintura. El sinus queda muy bien si está algo por encima del cinturón de la túnica, y nunca por debajo. El que va en oblicuo desde debajo del hombro derecho al izquierdo, como una banda, que no se estrangule ni cuelgue. La parte de la toga que se pone detrás, que sea más corta: así, en efecto, se sienta uno mejor y se mantiene sin desparramarse. También se debe levantar una parte de la túnica, de modo que no moleste en el brazo con el movimiento: entonces el sinus hay que ajustarlo al hombro, cuyo borde exterior se ha de mantener alejado. No conviene que se cubra el hombro y todo el cuello, pues entonces el vestido quedará ajustado y echará a perder la gracia que hay en la parte del pecho. El brazo izquierdo debe levantarse hasta donde haga un ángulo normal, sobre el que las dos aberturas de la toga afirmen con regularidad."
En ciertas ceremonias de carácter religioso la toga podía colocarse de una forma diferente, quedando la cabeza cubierta, una forma que se conoce como cinctus gabinus. 
Togado Capite Velato
Escultura procedente de Carthago Nova que representa al emperador Augusto con toga. La imagen, por paralelos con la de la Vía Labicana, presentaría la cabeza cubierta, al modo cinctus gabinus (Fuente: http://www.teatroromanocartagena.org/publicas/Home/_hZpfR1C2eRA2jkugMlo87A)
Bajo la toga, el hombre romano vestía la túnica, una camisa sencilla de manga corta y con una longitud hasta la altura de las rodillas. Se solía llevar ceñida por un cinturón y, al igual que ocurría con la toga, existían distintas modalidades:

  • Túnica angusti clavi: era usada por individuos del orden de los caballeros y jueces, y se caracterizaba por llevar una fina tira de color púrpura o angus clauus en cada hombro. 
  • Túnica laticlavia: era similar a la anterior aunque las franjas en este caso eran más anchas (latus clauus). Su uso estaba reservado a los senadores.
  • Túnica palmata: era usada por los generales victoriosos en combinación con la toga picta.
  • Túnica recta: túnica sin faja, sin ceñir en la zona de la cintura, que empleaban hombres y mujeres en el momento de casarse.
  • Caracalla: túnica larga de origen galo que llegaba hasta el tobillo. El emperador Marco Aurelio Severo Antonino ha pasado a la historiografía con este sobrenombre debido al empleo de esta prenda. 
Fotograma de la serie Roma. Ambos personajes, Julio César a la izquierda y Lucio Voreno a la derecha, visten la toga preatexta y túnica (Fuente: Google Images).
Algunos hombres, sin embargo, preferían no usarla, llevando solo la túnica, como forma de demostrar su profundo apego por las tradiciones romanas. 

Como prenda interior existía una especie de calzón corto, el subligacullum que era asimismo empleado para dormir. Otros modelos de ropa interior eran la subucula, similar a una camiseta y elaborada principalmente con lino, y la camisia. 

La vestimenta del hombre romana se completaba con algunas prendas de abrigo que permitían una mejor adaptación a los diferentes climas con los que se fue encontrando conforme se expandía a lo largo de todo el Mediterráneo. La lacerna era una capa de lana usada para protegerse del frío, la lluvia o el polvo. Empleada en un primer momento por los soldados y las clases bajas, más tarde fue adoptada por los ciudadanos más ricos. En tiempos del emperador Augusto fue prohibida aunque de nuevo legalizada posteriormente, pasando a ser una prenda muy usada para asistir al teatro. Se enganchaba con una hebilla o broche y podía llevar capucha. El palium era una capa corta mientras que el paludamentum era más larga y se sujetaba a hombro con un broche. Era empleada por los generales romanos.
Augusto de Prima Porta. El emperador aparece con vestimenta militar, sosteniendo el paludamentum con su brazo izquierdo (Fuente: Google Images).

En los pies se usaba el calceus, una zapato cerrado y atado con cordones, de origen etrusco. Existían diferentes modalidades como el senatorius, propio de los senadores, o el patricius, usado por los patricios y de color marrón oscuro. El calceus muellus, de color púrpura, era propio de del emperadores. Las sandalias o soleae estaban formadas por una suela de cuero unida al pie por lazos o cordones también de cuero y, aunque eran mucho más cómodas que los anteriores, su uso estaba limitado al ámbito privado, especialmente en los primeros momentos. En época imperial se generalizaron, apareciendo incluso algunos emperadores con ellas en público. 

Ilustración que representa diferentes tipos de calzado romano (Fuente: http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/secciones/7066/calzado_los_romanos_bota_sandalia.html)

Como ornamento, el hombre romano solo usaba un anillo en el dedo anular. En los primeros tiempos era de hierro y solía tratarse de un sello usado para imprimir sobre la cera caliente que cerraba los documentos. Más tarde empezó a decorarse con piedras, siendo Escipión el Africano uno de los primeros en apuntarse a esta moda, a la vez que aumentaba el número de anillos que llevaba cada hombre.
Anillo romano con decoración de dos bustos enfrentados, datado en el siglo III a.C. (Fuente: Google Images)

Bibliografía:

  • GUILLÉN, J., (1994): Urbs Roma. Vida y costumbres de los romanos I. La vida privada, Editorial Sígueme, Salamanca. 
  • JOHNSTON, H.W.: The private life of the romans (versión online)
  • JUVENAL, Sátiras. Introducción, traducción y notas de M. Balasch Recort. Intr. generales de M. Balasch Recort y M. Dolç. Revisada por O. Álvarez Huerta. Editorial Gredos, 156.
  • QUINTILIANO, Instituciones oratorias. 
  • VIRGILIO, Eneida. Editorial Gredos, 166.




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